Carta de un musulmán a un hombre honesto














El presente poema me ha sido enviado por el hermano llamado Ahmad Munir, visitante de este blog. El texto me llegó muy al alma y aquí lo vuelvo a transcribir con su permiso para la reflexión de otras almas.





Por que me miras tan en silencio...?

Crees que debajo de mi piel

hay otro que no soy yo y respira mal?

Que puedo ser tal vez el árbol marchito,

El geranio roto por dentro...?

O tal vez el oscuro pantano de tu silencio?

No soy yo ni tu, el camino de los espinos,

No soy el blanco del odio ni la muralla

entre tu y el río de tu destino

No llevo en la alforja de mi viaje armas

Llevó un tapete de oración, un poco de incienso

Y tampoco voy a decirte al oído mentiras

Porque no te hablo al oído, sino canto y

Si no quieres escuchar no te alejes, yo me alejo.

Quieres saber si sufro acaso por tus ojos

Que evaden mi rostro y lo ocultan?

Sufro, es cierto, por no poder compartir

El canto de tu corazón y lloro porque soy débil

Y ante Dios me quejo de mi debilidad y

de buscar en tus manos protección.

Pero en la Luz de Su rostro me he refugiado.

Mira como el lento desfile de las olas del verano

acaban en la playa de mi cara y de la tuya,

mira las manos de mis hijos y los tuyos

anhelantes queriendo tocar el secreto del sol

y de la luna fulgurante, y de las estrellas que pasan

Mirame, solo mirame y deja que te mire

solo por un instante con todo el ser por entero,

y no me digas nada. Perdoname si me ves altivo,

no es lo que me han enseñado.

Dejame solo pedir paz para tu alma,

Y no me censures por regresar al lugar

de donde nunca he salido, y donde supe de ti.

Con el Dios de mi vida, El Uno, el Eterno.

Ahmad Munir al-Jerrahi



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